jueves, 23 de julio de 2009

"avances de le ciencia y tecnologia"


Los avances sin precedentes del conocimiento científico y tecnológico de los últimos siglos continúan incrementándose, con el gran potencial de mejorar la calidad de vida de la población del mundo y con profundas implicaciones para la economía global. La experiencia a través de los años ha demostrado que es impensable desligar el desarrollo socioeconómico y cultural de un país de sus avances en ciencia y tecnología, o de su aplicación para resolver sus problemas más importantes.

A pesar de estas posibilidades, sólo parte de la población del mundo se ha beneficiado de los avances de la ciencia y tecnología y de la mejora de la calidad de vida. El aumento de la pobreza en el mundo, la que es experimentada por 1,300 millones de personas, pone en evidencia que las actuales estrategias de desarrollo no han tenido los resultados deseados. Por ello, resulta crucial que tanto los países grandes y pequeños, como los ricos y pobres se valgan de la ciencia, la tecnología y la innovación como elementos sustantivos para sus estrategias de desarrollo, de reducción de la pobreza y de construcción de la Sociedad del Conocimiento (“Knowledge Society”).

La presente publicación, “Ciencia, tecnología, ingeniería e innovación para el desarrollo: una visión para las Américas en el siglo XXI”, preparada con el aporte de destacados científicos, expertos y funcionarios de gobierno de las Américas, busca contribuir en la formulación de ese nuevo enfoque hacia la construcción de capacidades, que de ser desarrolladas y robustecidas en nuestros países favorecerán tremendamente su avance, posición e integración en el mundo.

El desarrollo y el mantenimiento de una capacidad nacional en ciencia y tecnología permitirán a nuestros países ser más que consumidores de exportaciones tecnológicas de otras naciones y facilitarán a los ciudadanos mejorar su situación y bienestar económico y social. Un país que no es consciente de esto y de la importancia de invertir en su capacidad científica y tecnológica, tan requerida en la Sociedad del Conocimiento, quedará rezagado en el tiempo.

Por esta razón, considero oportuna esta ocasión de poner en sus manos la segunda edición de esta publicación, justamente en vísperas de la Cuarta Cumbre de las Américas a realizarse en Mar del Plata.

Considerando la naturaleza transversal de la ciencia, tecnología e innovación, estoy seguro que muchas de las recomendaciones y reflexiones acá presentadas, podrán contribuir con los Estados Miembros en el proceso de formulación de sus políticas y estrategias nacionales de desarrollo, con especial énfasis en la consecución de esfuerzos hacia la construcción de capacidades para la creación de trabajo decente, la lucha contra la pobreza y el fortalecimiento de la gobernabilidad democrática, temas centrales de la Cuarta Cumbre de las Américas.
PUBLICADO POR: EDWIN GIOVANNY DULCEY LEON 11-02

Neurocirurgía con ultrasonidos



Según un artículo publicado en Technology Review, un nuevo dispositivo de ultrasonidos, utilizado en combinación con las imágenes de resonancia magnética (IRM), permite a los neurocirujanos eliminar con precisión pequeños trozos de tejido cerebral que no funcionan bien, sin cortar la piel ni abrir el cráneo. Un estudio preliminar realizado en Suiza, en el que participaron nueve pacientes con dolor crónico, indica que la tecnología se puede utilizar con seguridad en humanos. Ahora, el objetivo de los investigadores es probarlo en pacientes con otras enfermedades, como el Parkinson.

"Los novedoso del descubrimiento es que se pueden hacer lesiones en zonas profundas del cerebro –a través de una piel y un cráneo intactos– con extrema precisión y exactitud y seguridad", señala Neal Kassell, neurocirujano de la Universidad de Virginia. Kassell, que no participó directamente en el estudio, es presidente de la Focused Ultrasound Surgery Foundation, una organización son ánimo de lucro con sede en Charlottesville, Virginia, que se fundó para desarrollar nuevas aplicaciones para los ultrasonidos dirigidos.

Los ultrasonidos dirigidos de alta intensidad (HIFU) son diferentes de los ultrasonidos utilizados para los diagnósticos, como las exploraciones prenatales. Utilizando un dispositivo especializado, los rayos de ultrasonidos de alta intensidad se enfocan hacia un pequeño trozo de tejido enfermo, calentándolo hasta destruirlo. La tecnología se está utilizando actualmente para la ablación de fibromas uterinos –pequeños tumores benignos en el útero– y se está probando en ensayos clínicos para eliminar tumores de pulmón y otros cánceres. Ahora, InSightec, una compañía de tecnología de ultrasonidos con sede en Israel, ha desarrollado un dispositivo HIFU experimental diseñado para ser utilizado en el cerebro.

La principal dificultad para la utilización de ultrasonidos en el cerebro es averiguar cómo dirigir los rayos a través del cráneo, que absorbe energía de las ondas sonoras y distorsiona su camino. El dispositivo de InSightec consiste en una matriz de más de 1.000 transductores de ultrasonidos, cada uno de los cuales se puede enfocar individualmente. "Se toma una tomografía computerizada de la cabeza del paciente y se confecciona a medida el rayo acústico para enfocarlo a través de su cráneo", señala Eyal Zadicario, director del programa de neurología de InSightec. El dispositivo cuenta también con un dispositivo de refrigeración incorporado para evitar que el cráneo se caliente en exceso.

Los rayos de ultrasonidos se enfocan hacia un punto concreto del cerebro (su localización exacta depende de la enfermedad que se esté tratando) que absorbe la energía y la convierte en calor. Esto aumenta la temperatura a unos 130º F y elimina las células en una región de aproximadamente 10mm3 de volumen. Todo el sistema está integrado en un escáner de resonancia magnética, que permite a los neurocirujanos asegurarse de que apuntan al trozo correcto de tejido cerebral. "Las imágenes térmicas adquiridas en tiempo real durante el tratamiento permiten al cirujano ver dónde se produce y hasta donde llega el aumento de temperatura", sñala Zadicario.
El estudio suizo ha sido publicado este mes en la revista Annals of Neurology.

Avion impulsado por energía solar
Un aventurero suizo, Bertrand Piccard, ha presentado un prototipo de avión impulsado por energía solar con el que espera, finalmente, volar por todo el mundo. El vehículo, de 61m pero con un peso de tan solo 1.500kg, deberá pasar unas pruebas para demostrar que puede volar por la noche.

El Dr. Piccard, que hizo historia en 1999 dando la vuelta al mundo en globo sin ninguna parada, afirma querer demostrar el potencial de las energías renovables.

La versión final del avión intentará cruzar primero el atlántico en el 2012. Será una empresa arriesgada ya que la tecnología solar y de baterías todavía está alcanzando ahora el suficiente punto de madurez como para mantener el vuelo por la noche y únicamente en vuelos no tripulados.

Pero el equipo Solar Impulse del Dr. Piccard ha invertido una enorme energía –y no poco dinero– en intentar lograr lo que considera un diseño avanzado.
El HB-SIA tiene el aspecto de un planeador pero del tamaño de un avión comercial moderno.

El aeroplano está hecho con materiales compuestos para lograr que sea extremadamente ligero y utiliza células solares, baterías, motores e impulsores supereficaces para que funcione en las horas de oscuridad.

El Dr. Piccard empezará probándolo con vuelos de corta distancia en los que el avión se elevará a penas unos cuantos metros en el aire.

A medida que aumente su confianza en el avión, el equipo pasará a realizar un vuelo de día y noche. Esto nunca se ha hecho en un avión pilotado impulsado por energía solar.

El HB-SIB debería sustituir al HB-SIA. Probablemente, será más grande que el anterior e incorporará una cápsula presurizada y una mejor aviónica. Será este vehículo el que intente dar la vuelta al mundo (después de intentar cruzar primero el atlántico).
PUBLICADO POR : EDWIN GIOVANNY DULCEY LEON 11-02

viernes, 17 de julio de 2009

regreso a la luna


El LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter), lanzado recientemente, es el primer paso de lo que parece ser la cadena definitiva de misiones que conduzcan al tan ansiado retorno de seres humanos a la Luna, esta vez para mantener nuestra presencia allí, a través de bases permanentes y expediciones periódicas.

Los paisajes lunares son exóticos y atrayentes. Pero también hostiles. Para empezar, las áreas frías de la Luna lo son más que las zonas polares de la Tierra. Imagine tratar de sobrevivir al invierno sin ropa de abrigo ni un refugio donde calentarse, en una zona terrestre de bajas temperaturas invernales. Si eso ya constituye un reto para la supervivencia, más aún lo es aventurarse por la Luna, a la que algunos han llamado el séptimo continente.

Pese a todo, no debemos olvidar que nuestros antepasados afrontaron el reto de un mundo helado durante la última era glacial, cuando la civilización humana apenas estaba en su amanecer.

Nuestros antepasados desarrollaron tecnologías para sobrevivir en zonas gélidas porque necesitaban extenderse a nuevos territorios según aumentaba la población. Sin esos avances tecnológicos, hoy en día los humanos aún estaríamos confinados a una estrecha franja a lo largo del ecuador de la Tierra, y, por supuesto, sólo una pequeña parte de la gente que hoy puebla el mundo podría vivir en esa franja privilegiada. Sin embargo, el desarrollo de esas tecnologías pioneras y su posterior e incesante perfeccionamiento nos han permitido extendernos a todos los rincones del planeta. Con la tecnología adecuada, lo mismo puede suceder con la Luna.

Los límites de la Tierra no tienen por qué ser una frontera insalvable para el Ser Humano. Además, para bien o para mal, cada vez somos más individuos, y cada vez necesitamos más energía, más recursos y más espacio en el que vivir o trabajar.

El retorno a la Luna, una aventura por la cual la NASA desea apostar, será una situación que exigirá desarrollar esa tecnología necesaria para traspasar nuestra frontera actual de un modo quizá comparable en algunos aspectos a como lo hicieron nuestros antepasados cuando salieron de África y se adentraron en lugares nunca antes pisados por nadie de su especie.

Como nuestro vecino cósmico más cercano, la Luna es el lugar natural para ese primer salto fuera de las fronteras de la Tierra, y también el más apropiado para poner a prueba todas esas nuevas tecnologías que vamos a necesitar en el futuro. Por su cercanía, la Luna no está peligrosamente alejada de la Tierra; los astronautas pueden volver a casa con bastante rapidez si se topan con algún problema grave. Por todo ello, muchos consideran a la Luna como nuestra puerta al universo.

Es en la Luna donde desarrollaremos tecnologías para sobrevivir en el vasto territorio del cosmos, debido a que presenta los mismos desafíos que encontraremos en todo el universo: radiaciones nocivas, polvo con carga eléctrica, y temperaturas extremas.

El presencia en la órbita lunar del LRO de la NASA permitirá reunir datos cruciales sobre el ambiente lunar que ayudarán a los astronautas a prepararse para expediciones lunares de larga duración.

Los astronautas en órbita a la Tierra están algo protegidos de la radiación espacial por el campo magnético de la Tierra, el cual actúa como un escudo al desviar muchos rayos cósmicos (partículas de alta velocidad con carga eléctrica que son el tipo de radiación espacial más peligroso). Sin embargo, la órbita lunar está mucho más allá de la parte fuerte y protectora del campo magnético terrestre. Destinos aún más lejanos, como asteroides o el planeta Marte, no tienen la protección de un campo magnético global.

Las poderosas tormentas magnéticas en el Sol pueden expulsar partículas con carga (electrones y núcleos atómicos) al espacio a velocidades cercanas a la de la luz. Entre los fenómenos solares violentos que emiten rayos cósmicos, figuran las erupciones solares y las eyecciones de masa coronal.

Las erupciones solares son explosiones en la atmósfera solar que pueden producir la energía de mil millones de bombas nucleares de un megatón de potencia cada una.

Las eyecciones de masa coronal son erupciones de plasma, en cantidades del orden del millar de millones de toneladas, y que se mueven a millones de kilómetros por hora.

Partículas de esa clase también llegan de regiones distantes de nuestra galaxia o incluso de más lejos. Se cree que fuentes como estrellas en explosión o chorros de alta velocidad cerca de agujeros negros generan estos rayos cósmicos.

Ambos tipos de rayos cósmicos, los del Sol y los de otras fuentes, presentan peligros para la salud de astronautas sin protección. Estas partículas actúan como balas microscópicas, chocando con las células y afectando en ellas a moléculas cruciales como el ADN, que acoge las instrucciones que producen moléculas esenciales para la vida y organizan la coreografía de su complejo "baile" crucial para la vida. Pequeñas dosis de rayos cósmicos pueden, con el tiempo, incrementar el riesgo de cáncer, a causa de mutaciones en el ADN propiciadas por ellos. Altas dosis en periodos cortos, como la que puede ser experimentada durante una tormenta solar, pueden causar síndrome agudo de radiación, conduciendo al fallo de órganos o incluso a la muerte.

Los astronautas que estén más allá de la órbita de la Tierra necesitarán naves y refugios que los protejan de la radiación espacial. El primer paso al diseñar escudos adecuados contra la radiación es medir las características de la radiación espacial y sus niveles. El LRO tiene un instrumento para hacer esto. Este instrumento, llamado CRaTER (por las siglas en inglés de Cosmic Ray Telescope for the Effects of Radiation), caracterizará las características y niveles de la radiación en la Luna, permitiendo a los científicos determinar potenciales impactos biológicos a medio y largo plazo.